El gobernador de Santiago de Chile, Claudio Orrego, anunció un protocolo para el racionamiento hídrico en la capital ante la eventual necesidad de cortar los suministros, un escenario que no descartan las autoridades en el corto plazo por la grave sequía que atraviesa el país trasandino desde hace 13 años.
El plan anunciado para la región Metropolitana -donde vive casi la mitad de la población (8.000.000 de personas)- considera cuatro estados de alerta bajo los cuales se va a clasificar a los sistemas abastecidos por los ríos Maipo, hacia el sur, y Mapocho, en la zona oriente, informó la agencia de noticias ANSA.
«Hay que darse cuenta de la situación en la que estamos. Ya llevamos 13 años de sequía, por lo tanto existen hartas posibilidades de que tengamos este tipo de situaciones», explicó Orrego en una conferencia de prensa.
«No es un corte de emergencia, como cuando hay turbiedad en el río. Es un corte programado. Es decir, con dos meses de anticipación a una situación, se le va a informar a la gente que pasamos a alerta roja y que Santiago está dividido en ciertos sectores. Y se va a notificar cómo van a ocurrir los cortes y a quiénes le van a corresponder», agregó.
Y continuó: «No tiene sentido que ahora digamos cuáles son los polígonos y los días de corte, porque no estamos en esa situación. Eso va a ocurrir una vez que lleguemos a alerta roja. Pero que quede claro: nadie se va a ver sorprendido por un corte», puntualizó.
«El estado verde se dará cuando los suministros del río Maipo no den abasto y requieren de otros caudales para entregar el servicio o cuando la baja disponibilidad del Mapocho requiera recursos extra», detalló Orrego.
Un programa que abarca a toda la capital
El plan abarca a 142.613 hogares que se abastecen por el Río Mapocho, que cruza la cuidad, de este a oeste, y otros 1.545.000 que se abastecen por el Río Maipo, que alimentan las comunas del sur de la cuidad, en la que viven 7,1 millones de habitantes, según la agencia de noticias AFP.
La etapa temprana preventiva significa que hay que cumplir ciertos criterios por la Dirección General de Aguas, para la definición del estado de sequía.
En tanto, la amarilla se dará cuando el agua acumulada en el río Maipo no cubra más allá de dos meses de demanda o diez días.
Mientras que la roja marca el inicio del racionamiento de agua, se le considera la más extrema y va a permitir tomar decisiones e implementar un plan de corte rotativo de agua potable, pero se usarán recursos de emergencia para la atención de clientes críticos, como servicios de salud, hogares de adulto mayor y residencias sanitarias.
Cuando las condiciones ameriten el racionamiento de suministro, la empresa que abastece podrá realizar cortes rotativos, con una duración máxima de 24 horas.
Este plan comprende casi la totalidad de las 54 comunas de la Región Metropolitana, a excepción de Cerrillos y Maipú, que obtienen el suministro desde otro administrador.
El Gobierno nacional, que no fue parte de la elaboración de este plan, valoró la propuesta.
En tal sentido, el ministro de Obras Públicas, Juan Carlos García, expresó: «Queremos hacerle algunos ajustes menores, pero me parece un tremendo aporte para enfrentar la sequía».
El plan entraría en vigor en caso de que las autoridades decreten el racionamiento, un escenario que depende de las eventuales lluvias que caigan en el invierno, pero que el presidente Gabriel Boric planteó como posible recientemente.
Las Condes, Lo Barnechea y Vitacura, los barrios más afectados
Según un estudio de la Universidad de Chile, Las Condes, Lo Barnechea y Vitacura, tres de los barrios más acomodados del país, son los que más riesgo corren ya que también son los que más agua consumen, superando la media mundial por cuatro o cinco veces.
Cabe destacar que Chile es el país con la mayor crisis hídrica de todo el hemisferio occidental, ya que el 76% de su territorio está afectado por la sequía desde hace una década, según Greenpeace.
Según la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), el 2021 fue el cuarto año más seco desde que hay registros y todas las regiones presentaron un déficit del 50% en las precipitaciones, especialmente las de la zona central, que acoge a Santiago.
Los expertos achacan la falta de agua a la escasez de lluvias, pero también al régimen de propiedad de agua, que se encuentra en un 80% en manos privadas, principalmente de grandes empresas agrícolas, mineras y de energía.
Este sistema se sustenta en el Código de Aguas de 1981 -redactado durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990)-, una regulación que entregó a perpetuidad los derechos de agua y los convirtió en bienes transables.